Tuñón y Quirós, Elías G.

Personajes históricos
Asturias

Descripción

Este militar y escritor asturiano del siglo XIX fue un hombre de extensa cultura como prueban sus producciones literarias sobre las más variadas cuestiones. Durante algunos años fue distinguido en Oviedo como uno de los intelectuales de mayor prestigio y fue conocido en España por los hombres de ciencias y letras. No obstante, apenas si queda de él —nos dice Constantino Suárez, «Españolito» (Escritores y artistas asturianos, Oviedo, 1959)— algún recuerdo de su obra.

Nació en Mieres alrededor del año 1810. Estudió la carrera militar y, cuando la primera guerra carlista, tomó parte en varios hechos de armas con brillante ejecutoria. En uno de ellos cayó prisionero de las huestes de D. Carlos de Borbón, pero consiguió fugarse del cautiverio y volver a la lucha, en la que, por servicios de guerra, llegó al grado de comandante (capitán de Infantería efectivo).

Algún tiempo después de pacificado el país se estableció en Oviedo, donde residió durante muchos años. Llegaba a la capital asturiana precedido de renombre más conquistado en el campo de las letras que en el de las armas. En Granada había publicado un tomito acerca de una nueva Teoría sobre la causa de la gravedad, que le había dado prestigio en el mundo científico. En esa obra sentaba una hipótesis de la fuerza de la gravedad fundándola originariamente en corrientes atmosféricas y daba nueva explicación de cómo se forman la hulla y los aerolitos. También se había ensayado con el mismo aplauso en trabajos de investigación histórica. Al acopio de sus extensos y variados conocimientos le había ayudado el dominio de varias lenguas sabias y modernas. La investigación de materias históricas y la solución de problemas relacionados con el progreso regional le dieron en Oviedo, como colaborador de algunos periódicos, un gran predicamento social e intelectual. Colaboró asiduamente en El Faro Asturiano, muchos de cuyos trabajos recogió luego su director Protasio González Solís en el libro Memorias asturianas. También fue colaborador de algunas publicaciones madrileñas, entre ellas (1863) el Museo Universal. Por esos años publicó en volumen un estudio histórico sobre la guerra de los romanos en Asturias, trabajo calificado agriamente por Somoza en su obra Gijón en la historia general de Asturias. El citado González Solís, en su mencionada obra, dice de Elías G. Tuñón: «Había indudablemente errado la vocación, no porque su carrera militar dejase de ofrecer brillante hoja de servicios, y no se haya portado como un bravo oficial en la primera guerra civil, donde alcanzó el empleo de comandante, sino porque nada absorbía con más dominio su atención que la ciencia en general, y, con particularidad, la historia, fabulosa o no, de las guerras, desde la de Troya y la del Peloponeso acá». «Me refirió —continúa González Solís— que, yendo en una ocasión de marcha con la columna a que pertenecía, advirtió a cierta distancia un castillo derruido y abandonado. Curioso en demasía, y deseando ver si en sus muros se observaba alguna inscripción o señal antigua, se separó de la compañía y se encaminó hacia el sitio indicado. Poco pudo sacar en limpio; pero, en cambio, los carlistas, que iban al alcance de la columna, le cogieron prisionero, y en este estado se ha visto hasta que se le presentó ocasión de fugarse, incorporándose a las filas». Con igual copia de noticias y con crítica no menos razonada, escribía de agricultura, de economía, comercio y fabricación, que de arqueología, cosmogonía, historia, política, filosofía, astronomía y física; sobre casi todos estos asuntos hay artículos en El Faro Asturiano.

Los últimos años de su vida residió en Jaén, donde también fue querido y admirado. Falleció en esa ciudad en el año 1886.

Dejó publicados, entre otros, los siguientes trabajos: Teoría sobre la causa de la gravedad, comprobada por fenómenos físicos, astronómicos y geológicos (Granada, 1856); Memoria sobre la guerra que los romanos hicieron en Asturias (Oviedo, 1858); Memoria sobre las familias o razas humanas que se hallan establecidas actualmente en España (Jaén, 1871) y Consideraciones sobre la Danza prima en Asturias.

Concejo de Mieres

Culturalmente inquieto y socialmente muy activo, cuna de ilustres, punto de encuentro y paso de peregrinos, amante y transmisor de las tradiciones asturianas, e ideal para la práctica del turismo activo y rural. Así es el concejo de Mieres.

Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de Mieres son: Aller, Langreo, Laviana, Lena, Morcín, Oviedo, Ribera de Arriba, Riosa y San Martín del Rey Aurelio. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con Mieres, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.

 



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